Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Entrevista a Luis Siles
Alistado nuestro equipo periodístico, una tarde
lluviosa en La Paz, enrumbamos hasta las oficinas centrales de la Empresa de
Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) a entrevistarnos con su gerente
general, Luis Siles, para conocer de primera mano los orígenes de la estatal,
así como su actual funcionamiento y proyectos por venir.
De entrada Siles nos confiesa que Emapa fue pensada
como parte de un emprendimiento multinacional, con dirección centralizada, en
el marco de las “empresas grannacionales” diseñadas por el presidente
venezolano Hugo Chávez: “La idea era entrelazar a Venezuela, Ecuador, Bolivia y
Argentina, y crear una sola empresa. Como nosotros tenemos virtud en algunos
granos, por ejemplo, íbamos a darle grano a Venezuela, y ellos nos devolverían
carne de ganado”. Por varios motivos el plan no prosperó, aunque la empresa
boliviana continuó en su actividad.
El entrevistado nos solicita hacer un paréntesis para
ahondar en la situación alimentaria de Bolivia antes de 2006 y cómo se inscribe
Emapa en dicho contexto: “Obedece a una estrategia de soberanía productiva y
seguridad alimentaria, ya que antes de 2006 éramos deficitarios en todos los
granos, o sea todos los granos debían ser importados para en seguida ser
transformados y posteriormente ser convertidos en un producto acabado”. Por estas
razones, y por las particularidades del país, la empresa priorizó tres cuestiones:
1) Revertir la desfavorable balanza comercial de Bolivia en la materia, con el fin
de asegurar una soberanía productiva y seguridad alimentaria; 2) Fortalecer la
producción de cultivos estratégicos como el arroz, maíz, trigo y soya, al
tiempo de incentivar la producción de carne de cara a alivianar los costos de
la “canasta familiar”; 3) Mediar de forma adecuada y justa entre los pequeños
productores privados, mayoristas, comerciantes y consumidores.
Al oír la didáctica y lúcida exposición del
gerente, me asaltan interrogantes que no puedo guardar. ¿Cómo consiguen
establecer precios justos? En términos prácticos, ¿cómo se relaciona el Estado
con esos productores privados? Siles presuroso disipa mis dudas: “Nosotros
tenemos –si vale el término– cuadriculado el país. Controlamos todo lo que pasa a nivel agro, por
ejemplo, sabemos dónde se está cosechando arroz. Atributos, dicho sea de paso,
que nos ha facilitado el empleo de tecnología aeroespacial y satelital. Pero
aún antes ya teníamos contacto con asociaciones de productores reales, micro y pequeños,
de ahí que nos acercábamos y veíamos sus necesidades, el que no tenían los
insumos suficientes (fertilizante, semilla, etc.), lo cual les creaba
dependencia ante quienes compraban sus producciones. Entonces, ¿qué hicimos? Una
metodología de apoyo directa al productor: damos la semilla –sin costo y certificada;
tradicional y sin transgénico– después
de calcular sus hectáreas y áreas de cultivo, proporcionamos el fertilizante y
el combustible para la mecanización de los procesos, facilitamos asistencia
técnica y capacitación, y a cambio
pedimos la entrega de la producción a Emapa como único y mejor comprador, lo
que nos permite consensuar y establecer los precios de los productos en el
mercado”.
Al revisar las cifras, tras una década de actividad,
los resultados de Emapa se muestran notables, en palabras de Siles: “Se ha
incrementado el rendimiento en más de un 100%; somos soberanos en arroz y maíz,
al punto que pudiéramos cerrar las fronteras para que no entre ni un grano de estos
productos y existe lo suficiente para nuestro consumo y hasta para exportar; se
ha cumplido el objetivo como dinamizador económico, ya que los productores
ahora acceden a casa, a la educación,
mecanización, entre otras posibilidades”.
El crecimiento exponencial del sector
agroindustrial en los últimos tres lustros es innegable y de hecho lo ha
llevado a figurar como un renglón estratégico del Producto Interno Bruto (PIB)
de Bolivia. Y si Emapa comenzó con un modesto presupuesto de 20 millones de bs,
hoy ese monto asciende a los 1.200 millones de bs.
Como pudiera suponerse, a mayor crecimiento
aumentan los quehaceres del ente estatal. De esta manera, Siles nos explica que
junto a las labores señaladas, contribuyen al dinamismo de otros subsectores de
la cadena productiva con el arrendamiento de silos –más de 20 en la actualidad–,
molinos y almacenes privados. Aunque de paso aclara que el Estado posee tres
silos (Cabezas, San Julián y Santa Cruz) y ha proyectado contar con otros nueve
para el segundo semestre de 2019: “Esperamos tener un silo en
Ivirgarzama, en Caracollo –ya que en la parte norte de Oruro y de Potosí son
grandes productores de trigo–; entonces
hasta el 2019 vamos a tener nueve plantas, nueve silos y nueve industrias, las
que nos permitirán almacenar y transformar los granos, sin alquilar”.
A poco de finalizar la entrevista, incurro en lo
más “notorio” para cualquier ciudadano de a pie: los supermercados. Al respecto
el entrevistado explica dichoso que es el soñado “cierre del círculo económico”
que comprende producción-almacenamiento-industrialización-comercialización.
Pasa a detallar: “Tenemos 46 tiendas de barrio pequeñas –de unos 20 m²–, donde se venden nuestros productos
alimenticios de la canasta familiar, como harina, maíz o lo que requiera la
zona, además de aceite, arroz, fideos y otros productos que no son
necesariamente de Emapa. La idea es que la madre llegue y pueda recoger toda la
canasta familiar en un solo lugar y se vaya a casa tranquila, con la
satisfacción de comprar a un precio justo. También hacemos ferias en distintos
municipios. Ahora, en cuanto a los Súper Emapas, tenemos dos en funcionamiento,
uno en la calle Hamiraya de Cochabamba, y otro en las calles Camacho y Bueno,
en el centro de La Paz. Pronto inauguraremos un tercero en El Alto”.
La
finalidad social y la eficacia de Emapa nos ha resultado innegable, y para
concluir la entrevista nos queda preguntar por los desafíos venideros, entonces
Luis Siles nos interioriza en ellos: 1) Modernizar los sistemas de control y
automatización de las plantas mediante la implementación tecnológica de punta;
2) Ampliación de la certificación productiva en cumplimiento con estándares
internacionales (ISO 22000); 3) Sentar las bases para la exportación.
Entrevista realizada por Javier
Larraín Director de la revista mensual La Correo
(Publicado
en la revista mensual La Correo No. 80, Noviembre de 2018
/ www.lacorreo.com)
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