Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Arturo D. Villanueva Imaña (*)
A
pesar de la innumerable, continua y creciente demanda popular, tanto
nacional como internacional, que sigue expresando la imperiosa necesidad
de que el Presidente del Estado Plurinacional atienda y
de cumplimiento al incuestionable derecho de consulta y participación
que reclaman los pueblos indígenas que participan de la VIII Marcha
Nacional en defensa del TIPNIS; lo que se ha recibido en respuesta hasta
ahora es desprecio, soberbia y autoritarismo que se traducen en
actitudes coloniales de agresión, descalificación y violencia verbal y
policial contra quienes en realidad no solo les asiste el derecho de ser
consultados para alcanzar su consentimiento libre e informado, sino que
deberían ser reconocidos y tratados como uno de los pilares
fundamentales del Estado Plurinacional y del proceso de cambio.
Aquello
que en principio podía haberse interpretado como una desatinada actitud
o una apreciación equivocada sobre el carácter del conflicto; en
realidad, a medida que pasa el tiempo y se conocen los criterios y el
posicionamiento del Gobierno; se ha hecho patente la profunda
incongruencia e incompatibilidad entre el discurso y la práctica
gubernamental, así como entre el contenido y la letra de la Constitución
Política del Estado y las nuevas leyes aprobadas, respecto de la forma
cómo se están aplicando en los hechos. Es decir, que el conflicto
suscitado a raíz de la decisión de construir una carretera y cortar por
su núcleo el TIPNIS, ya no solo tiene que ver con la forma cómo el
Gobierno está encarando y pretende resolver el asunto, sino que se está
poniendo en tela juicio el enfoque y contenido del proceso de cambio y
transformación democrático cultural.
Sin
desmerecer en absoluto la atención que debe prestarse a la evolución y
desenlace del conflicto del TIPNIS, que de hecho ya está marcando y
proyectará las pautas centrales sobre la orientación y la forma de
gestión gubernamental que se encarará a futuro con relación a temas
como: el derecho de consulta y participación de los pueblos indígenas,
los alcances de la protección y conservación de las áreas protegidas, la
orientación y los destinatarios de la distribución de tierras en el
país, el tipo de relación que se establecerá con la naturaleza, los
recursos naturales y los pueblos indígenas, etc.; lo que quisiera
destacar en este breve artículo, son algunos de los temas fundamentales
que hacen al futuro de la agenda central y el mandato popular del
proceso de cambio.
La
pertinencia de discutir y aportar al análisis de estos aspectos, está
ligada a la necesidad de esclarecer el rumbo que está tomando el proceso
de cambio, y contribuir al sinceramiento de la gestión gubernamental,
que parece entender esta coyuntura solo como un episodio sin mayor
trascendencia de un proceso por etapas (el Vicepresidente hace
referencia a una quinta fase) que discurre sin contar con espacios
autocríticos y con análisis a posteriori, autocomplacientes, que se
reducen a ensalzar algunos logros comparados con lo que hicieron
gobiernos neoliberales anteriores, pero cuidándose de no hacer
referencia a los objetivos trazados por mandato del pueblo y que no
estuvieron referidas a metas cuantitativas sino a transformaciones de
fondo.
En
principio es importante hacer mención a algunos temas planteados por el
Gobierno para justificar y fundamentar su decisión de llevar adelante
la construcción de la carretera. En los últimos días, el Vicepresidente
hizo referencia a 4 razones sociales, económicas, históricas y
geopolíticas que explicarían la necesidad ineludible de llevar adelante
el programa de vinculación vial y la construcción de la carretera que
atravesaría el TIPNIS.
Resumiendo
la conferencia de prensa realizada, señaló que socialmente debía
efectuarse la carretera, puesto que permitiría vincular a las
comunidades aisladas, luchar contra la pobreza, la falta de acceso a los
servicios de salud y la falta de educación a la que se encuentran
sometidas las comunidades indígenas que viven en el TIPNIS. Lo que no
dijo es que el trazo inicial aprobado y respaldado gubernamentalmente, y
que pasa por el núcleo del territorio indígena y parque nacional, no
vincula a la mayoría de las comunidades indígenas que supuestamente se
busca integrar al “desarrollo nacional” (salvo a las de colonizadores y
productores de coca que se instalaron en dicho territorio invadiendo sus
espacios). En el aspecto económico señaló que Beni aporta únicamente con el 2.5% del
PIB nacional, lo que muestra el escaso y reducido desarrollo alcanzado
por dicha región. Sin embargo, lo que omitió señalar es que en ese
departamento se concentran la mayoría de los 36 pueblos indígenas de
Bolivia, que mantienen una relación armoniosa con la naturaleza y una
forma de vida diferente al extractivismo capitalista de los recursos
naturales. Tampoco señaló que ese indicador de pobreza utilizado,
corresponde a una visión neoliberal y capitalista de desarrollo, cuyo
enfoque y forma de medición del bienestar de la población, está muy
alejado de la forma de vida, trabajo, costumbres e identidad de los
pueblos indígenas que habitan ese departamento. En los aspectos
histórico y geopolítico, señaló que se trata de una muy antigua demanda
de integración espacial y poblacional que ha impedido la
articulación nacional del país. Sin embargo, no mencionó que la
intención “integradora y articuladora” que se dio en el pasado, estuvo
vinculada estrechamente a la necesidad de colonizar a la población y el
territorio de tierras bajas, para ampliar la frontera agrícola a costa
de los bosques y la naturaleza; así como al objetivo de construir una
sociedad monocultural homogenizante, cuyo prototipo de sociedad es diametralmente opuesta a la existencia de un Estado plurinacional, intercultural y diverso que se
encuentra establecido en la Constitución Política del Estado. Tampoco
señaló que esta forma de integración y articulación vial de grandes
carreteras, corresponde a una visión transnacional que favorecerá los
intereses comerciales para la conexión de los mercados internacionales,
que se encuentra en franca contradicción con la necesidad de vincular
los pueblos y las comunidades al interior del país, para garantizar
soberanía, la complementariedad, el intercambio y la solidaridad de la
población nacional.
En
definitiva, la imagen objetivo expuesta por el Vicepresidente para
fundamentar la construcción de la carretera, traslucía una sociedad
occidental, culturalmente homogénea y económicamente desarrollada bajo
los patrones capitalistas, y basada en el desarrollo de una
infraestructura vial acorde a las necesidades de explotación y
comercialización de los recursos naturales, que evidentemente se
encuentran en la antípoda del Vivir Bien y la armonía con la naturaleza.
Como
se puede advertir, la exposición realizada por el Vicepresidente Alvaro
García Linera, ya pergeña algunos lineamientos de la nueva sociedad que
se busca construir con la actual gestión gubernamental. En ese sentido,
importa plantear algunos temas que deberían formar parte del debate
nacional y la construcción del nuevo Estado plurinacional. Mencionemos
algunos:
a)
cuál será el liderazgo social (vanguardia se decía en el pasado) que se
encargará de guiar y orientar el proceso?. Se reeditará aquel repudiado
Pacto militar-campesino, sobre la base de la conformación de una
burguesía campesino-colonizadora?. Cómo entonces se logrará construir
una sociedad intercultural, plurinacional y con respecto a la diversidad
y la diferencia cuya base es la confluencia en igualdad de condiciones
de todos los sectores sociales y étnico culturales?.
b)
cómo se resolverá la actual confluencia del enfoque de desarrollo
capitalista y neoliberal basado en la sobreexplotación y extractivismo
de los recursos naturales y las fuerzas productivas que persiste en la
gestión gubernamental, junto al paradigma del Vivir Bien, la armonía con
la naturaleza y el socialismo comunitario que se propugna en la
Constitución Política del Estado?. Es posible convivir indefinidamente
con aquellas “tensiones creativas” que han marcado una permanente
ambivalencia de enfoques y contradicciones en la gestión gubernamental?.
Es posible compatibilizar principios y valores como la competencia, el
rentismo, el intercambio comercial y la explotación que corresponden al
sistema hegemónico prevaleciente, respecto del comunitarismo, la
solidaridad, la reciprocidad, la complementariedad que corresponden a la
lógica, la cosmovisión y el paradigma del Vivir Bien?.
c)
cuál es el modelo o la idea determinativa que contribuirá a construir
el nuevo Estado plurinacional: El capitalismo andino, el socialismo
comunitario, el paradigma del Vivir Bien…?
La
importancia y trascendencia de que el Gobierno tome la iniciativa de
convocar y abrir los espacios de debate y construcción de propuestas
(para abordar y resolver esas y otras preguntas) , se explica tanto por
la necesidad de canalizar las capacidades propositivas del pueblo y sus
organizaciones, pero también por la inocultable demanda de reconducción
del proceso que se viene reclamando insistentemente por todos los
sectores y organizaciones sociales del país. No sería deseable de
ninguna forma, que ante la ausencia de propuestas y acciones concertadas
y construidas conjuntamente con el pueblo, ésta termine en un impulso
revocatorio de autoridades el próximo año 2012, cuando se cumple la
mitad de la gestión gubernamental; lo que daría lugar a un indeseable
escenario de “rio revuelto”, componendas espurias y pugnas
intersectoriales que solo estarían dirigidas a copar espacios de poder y
anular toda posibilidad de profundizar y precisar los alcances y
objetivos del proceso de transformación democrático cultural.
Estamos a tiempo y parece claro que,
visto el curso seguido por el conflicto del TIPNIS, ya no bastará
únicamente con atender y resolver las de mandas de los pueblos indígenas
que marchan hace más de un mes, sino que se hace indispensable
replantear el futuro del proceso.
(*) Sociólogo, boliviano. La Paz – Bolivia.
La Paz, Septiembre 22 de 2011.
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