Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Delfín Arias Vargas
“¿Por qué miras la paja que hay
en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” (Lucas 6, 41-42)
Esta paremia bíblica expone la conducta cínica de personajes públicos que han
asumido el doble rasero, la doble moral y el trato desigual a sus semejantes
como estilo de vida; mucho más si han incursionado en el ámbito político y
aspiran a la presidencia del Estado.
Ese proverbio bíblico pone en la
mira de la decencia los criterios del postulante presidencial de la alianza
Comunidad Ciudadana (CC), Carlos de Mesa, quien en su afán de echar lodo a la
figura del presidente Evo Morales acude a cualquier expediente que nutra su
estrategia política orientada a desacreditar al candidato a la reelección por
el Proceso de Cambio.
“El MAS nos está dejando la deuda
externa más alta de nuestra historia: más de $us 10 mil millones que los
bolivianos tendremos que pagar en décadas, postergando el desarrollo”, escribió
De Mesa hace algunos días en su cuenta de Twitter.
Según quien fuera vicepresidente
del gobierno más represivo y corrupto de nuestra historia democrática y, por
genocida, prófugo de la justicia boliviana, Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR),
“mucho dinero se perdió en corrupción, despilfarro y que la deuda con China
crece exponencialmente”.
No obstante, datos del Ministerio
de Economía y Finanzas Públicas desnudan la falacia del discurso político con
fines netamente electorales de Carlos de Mesa.
A julio 2019, el saldo de la
deuda externa pública fue de $us 10.605 millones y en porcentaje del Producto
Interno Bruto (PIB) representa el 24,6%, muy por debajo de los límites fijados
por organismos internacionales, como la Comunidad Andina (CAN), que fija el 50%
respecto del PIB como límite para que la deuda externa de un país sea
manejable.
En el caso boliviano, después de
más de 13 años de aplicación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo
(MESCP), la deuda externa es totalmente sostenible, a diferencia de gestiones
anteriores a 2006, cuando el endeudamiento llegaba a más del 50% del PIB. En
1987, la deuda externa llegó al 99% del PIB, según datos del Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas.
Es decir, mientras la deuda
externa pública subió de $us 4.942 millones en 2005 a $us 10.605 millones a
julio de 2019, el PIB boliviano se cuadruplicó al pasar de $us 9.574 millones
en 2005 a $us 40.581 millones en 2018, lo que refleja una brecha cada vez mayor
entre ambas variables. Y mientras la deuda externa per cápita (por persona)
subió de $us 536 en 2005 a $us 900 en 2018, el PIB per cápita se incrementó en
más de tres veces, pasando de $us 1.037 en 2005 a $us 3.589 en 2018.
Este hecho histórico refuta toda
opinión pública que cada boliviano nace con deuda externa, pues lo correcto es
señalar que cada persona posee un activo neto de $us 2.689 como resultado de la
diferencia entre el ingreso per cápita y la deuda externa per cápita.
Además, a diferencia del pasado
neoliberal, cuando la deuda externa era contratada principalmente para el gasto
corriente, la política de endeudamiento público sostenible aplicada en los
últimos 13 años por el gobierno del presidente Evo Morales consiste en
reorientar el nuevo financiamiento externo hacia proyectos de inversión e
infraestructura vial, saneamiento básico, energía, minería y proyectos
productivos, con el fin de obtener un retorno económico y social positivo, y
estimular el crecimiento económico.
Entonces, la situación de la
deuda pública del país es sostenible en el tiempo y no causa preocupación
alguna, a diferencia del período neoliberal, en el que los gobiernos mandaban
misiones al FMI y al Banco Mundial para negociar créditos externos que eran
utilizados incluso para el pago de sueldos, salarios o aguinaldos, es decir, en
gasto corriente.
También es necesario precisar que
del total de la deuda pública externa de mediano y largo plazo por acreedor,
las obligaciones de Bolivia con China constituyen solo el 9% y su crecimiento
desde 2005 de ninguna manera fue “exponencial” como opina Carlos de Mesa.
Las cifras del Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas señalan que el principal acreedor de Bolivia es el
BID con el 29,9% de la deuda, seguido por la CAF con el 23,2%, por los
inversionistas con Bonos Soberanos con el 18,9%, por otros acreedores con el
10,6% y por el Banco Mundial (MB) con el 8,5%. Además, Bolivia cumple
puntualmente con sus obligaciones.
En ese contexto, la realidad
desmiente las afirmaciones del candidato presidencial de marras, desnuda un
objetivo perverso para intentar ganar votos y corrobora la orfandad en la que
se debate porque su candidatura no tiene nada que ofrecer como alternativa al
electorado.
Además, la falacia de que “Evo
deja la deuda externa más alta de la historia” cae por su propio peso, mucho
más si la infamia proviene de un personaje como Carlos de Mesa, quien gobernó
Bolivia “pidiendo limosna”, mientras cobijaba el mecanismo más siniestro de
apropiación indebida de recursos del Estado bajo la fachada de los “gastos
reservados”. ¿Acaso no fue Carlos de Mesa quien eliminó todo vestigio del
corrupto y dispendioso manejo de los millonarios gastos reservados de los
gobiernos neoliberales que sirvieron para el enriquecimiento ilícito de los
políticos que entonces enajenaron la riqueza de la patria?
“La documentación presentada en
la rendición de cuentas será clasificada como ‘secreta’. Los documentos que
prueben la erogación de los gastos bajo la partida gastos específicos – ‘gastos
reservados’, que sean aceptados por el Contralor, deberán ser destruidos o
incinerados por este en presencia del ministro respectivo, debiendo dejarse
constancia en acta de este hecho”, señala el artículo 10 del pirómano Decreto
Supremo 27345, que Carlos de Mesa firmó el 31 de enero de 2004.
Amparados bajo ese decreto supremo
los beneficiarios de los ‘gastos reservados’ destruyeron todo vestigio del
dispendioso y arbitrario manejo de los millonarios recursos públicos,
presupuestados por los gobiernos neoliberales supuestamente para financiar
tareas de seguridad interna y externa del Estado.
En ese marco, Carlos de Mesa y su
séquito de neoliberales detestan las políticas soberanas del gobierno del
presidente Morales porque consolidan a Bolivia como uno de los países más
pujantes del continente, con cifras económicas vigorosas que le permiten
liderar el crecimiento económico sudamericano desde 2014, con un promedio del
4,8% de crecimiento de su PIB.
La Bolivia de hoy es una Bolivia
con menos dependencia del dólar y menos pobreza, es la Bolivia que lidera el
respeto de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, que promueve la
unidad y la solidaridad latinoamericana, y que industrializa sus recursos
naturales. Esta Bolivia es la que le quita el sueño al candidato del
neoliberalismo.
y Twitter: @escuelanfp
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