Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Iván Castellón
Quiroga
Bolivia requiere de
una Nueva Agenda Política para seguir avanzando en las transformaciones
económicas y sociales que nos permitan consolidar y profundizar el Proceso de
Cambio y la Revolución Democrática y Cultural que emprendimos desde el 2006.
Esta Nueva Agenda debe
contener planteamientos políticos revolucionarios que nos conduzcan
efectivamente a la implementación de una nueva concepción del desarrollo y la
constitución de una Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para
Vivir Bien.
La Nueva Agenda debe
ser planteada y escrita sobre la base de las agendas anti-neoliberales y los
programas de lucha originales de los movimientos y organizaciones sociales que
dieron lugar a la constitución de este gran movimiento social que sostiene el
actual Proceso de Cambio en nuestro país.
Las agendas de la
Guerra del Agua (abril, 2000) y la Guerra del Gas (octubre, 2003), aunque ya
fueron cumplidas en gran parte, deben ser recuperadas en su espíritu
anti-neoliberal y de rescate de los recursos naturales. Los programas de lucha
originales del MAS-IPSP y de las organizaciones indígena originario campesinas
(CSUTCB, interculturales, bartolinas, CIDOB, CONAMAQ) deben ser recuperados e
insertos en la Nueva Agenda del Proceso de Cambio.
Asimismo, el Plan
Nacional de Desarrollo (D.S. 29272, 12, IX, 2007), en tanto fue un plan
predecesor de la Constitución Política del Estado Plurinacional y contiene
lineamientos estratégicos de una nueva concepción del desarrollo, también debe
ser recuperado en la Nueva Agenda, a objeto de fortalecer los principios y la
política del Vivir Bien, o de la nueva concepción del desarrollo en armonía con
la Madre Tierra, de la que Bolivia es puntal y ejemplo en el mundo.
La Nueva Agenda debe
ser escrita y planteada de manera que sea continuidad y materialización de la
propia Constitución Política del Estado (CPE). En efecto, si la CPE establece
los cimientos del nuevo Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, la Nueva Agenda debe garantizar que las estructuras a levantarse sobre
esos cimientos sean para eliminar el neoliberalismo y el coloniaje en Bolivia.
Por todo esto, la
Nueva Agenda debe ser una guía política revolucionaria para la Asamblea
Plurinacional que, en su condición de órgano legislativo, dicte las leyes
revolucionarias que requiere la Patria y el Proceso de Cambio para ser
verdaderamente una Revolución Democrática y Cultural del Siglo XXI.
Finalmente, debemos
estar advertidos que plantear una Nueva Agenda Política constituirá un nuevo
campo de batalla en el que las posiciones alineadas a la concepción del Vivir
Bien tendrán que sostener una lucha política e ideológica ardua con los
enemigos de la patria y la revolución (los remanentes del neoliberalismo, la
oligarquía agroindustrial y minera y los grupos más conservadores de la
sociedad boliviana), y, simultáneamente, con las posiciones desarrollistas y
socialdemócratas alojadas en el propio gobierno y en la sociedad civil, que
obstaculizan la profundización del Proceso de Cambio.
1. ESTABLECER UN NUEVO
PATRÓN DE ACUMULACIÓN PARA VIVIR BIEN.
El aparato productivo
nacional estructurado durante el capitalismo de Estado (1952-1985), cuyo patrón
de acumulación giraba en torno a la explotación de la minería y los
hidrocarburos, y cuyos excedentes económicos fueron destinados a generar
procesos incipientes de industrialización interna, creación de la agroindustria
oriental, apoyo a la educación gratuita, salud, caminos y otros, entró en
crisis en los primeros años de la década del 80, siendo sustituido por el
neoliberalismo en 1985.
Durante los gobiernos
neoliberales (1985-2005), el patrón de acumulación estatista fue sustituido por
otro modelo conformado sobre la base de la inversión privada, principalmente
extranjera. Para ello, empresas estatales como COMIBOL, YPFB, CBF y otras,
fueron entregadas a la voracidad de las empresas transnacionales, vía procesos
de “capitalización” y privatización, llevados a cabo por los gobiernos del MNR,
ADN, MIR, UCS, CONDEPA y otros menores.
En esta etapa, el
destino de los excedentes económicos, que continuaban siendo fruto de la
explotación de recursos naturales (hidrocarburos y minerales principalmente),
eran los países de origen de las empresas extranjeras. De modo que, si durante
el capitalismo de Estado los excedentes económicos se distribuían en educación,
salud, caminos, e incluso se destinaron para el potenciamiento de reducidos
grupos económicos nacionales, durante el neoliberalismo los excedentes
simplemente fluían hacia el extranjero, a través de “venas abiertas” por esos
gobiernos neoliberales.
Por tanto, el
Estado Plurinacional debe establecer un nuevo patrón de acumulación que
sustituya a los anteriores modelos extractivistas y exportadores de materias
primas (capitalismo de Estado y neoliberalismo), industrializando los recursos
naturales en armonía con la naturaleza, cuyos excedentes económicos deben ser
distribuidos equitativamente y para beneficio del pueblo boliviano, propietario
de los recursos naturales. De esta manera, la riqueza producida en el país
debe destinarse para atender las necesidades primordiales de las clases
trabajadoras y los pueblos indígena originario campesinos del país.
2. SEGUNDA OLA DE
NACIONALIZACIONES PARA RECUPERAR LOS RECURSOS NATURALES.
En la primera gestión
gubernamental del Presidente Evo Morales se dictaron las primeras y
trascendentales medidas nacionalizadoras (nacionalización de hidrocarburos,
ENTEL, Empresa Metalúrgica de Vinto y otras); gracias a ello, nuestro país ha
salido de la crisis a la que fue sumergida durante el neoliberalismo, y hoy
cuenta con excedentes económicos que le permiten costear los gastos nacionales
de educación, salud, infraestructura vial, seguridad social, defensa y
seguridad interna y otros, con altos índices de ahorro interno y sin que medien
intereses extranjeros.
Pero esa primera ola
de nacionalizaciones debe ser profundizada con una segunda ola de
nacionalizaciones, con la finalidad de que el Estado Plurinacional recupere la
totalidad de los recursos naturales en beneficio del pueblo boliviano,
propietario de los recursos naturales.
Por tanto, si en mayo
de 2006 se nacionalizaron los hidrocarburos, hoy se deben nacionalizar los
demás recursos naturales: minerales, bosques, tierras y otros, que aún siguen
siendo explotados por empresas privadas y transnacionales en beneficio propio,
pagando al Estado, por concepto de patentes, regalías e impuestos, montos
miserables y ridículos.
Por ejemplo, las
empresas mineras privadas pagan menos del 5% por concepto de regalías, y si se
suman impuestos, no pagan más del 25%; el resto, el 75% de la riqueza minera,
se llevan esas empresas. Otro ejemplo, por concepto de aprovechamiento de
recursos forestales, las empresas concesionarias pagan 1 dólar por hectárea
explotada durante el año. Y quienes queman bosques para habilitar tierras pagan
20 centavos de dólar, multiplicado por el total de hectáreas poseídas; es
decir, si alguien tiene 500 hectáreas y quema para chaquear tierras, paga una
multa ridícula de 100 dólares, que no compensa los daños a la flora y la fauna
afectadas ni al medioambiente contaminado y que llega hasta las principales
ciudades del país.
Por ello, es imperioso
desarrollar una nueva política de nacionalizaciones para recuperar todos los
recursos naturales, en tanto son del pueblo boliviano y se consideran estratégicos
para el desarrollo del Estado Plurinacional y la satisfacción de las
necesidades del pueblo boliviano.
3. NACIONALIZACION DE
LAS MINAS Y AUMENTO DE REGALÍAS E IMPUESTOS.
En la gestión 2010,
las exportaciones mineras (concentrados y minerales) ascendieron a 2.405
millones de dólares. En la presente gestión y hasta la fecha, las exportaciones
mineras ya superan las cifras del año pasado. El 2010, por concepto de regalías
e impuestos, el país recibió 300 millones de dólares, una suma ínfima comparada
con las ganancias que se llevan las grandes empresas mineras, entre ellas, San
Cristóbal, cuyas ganancias netas oscilan cerca de los 500 millones de dólares
por año, mientras que su aporte al país, en regalías e impuestos, llega sólo a
100 millones de dólares.
Por mandato
constitucional (Disposición Transitoria Octava), las concesiones mineras, al
igual que todas las concesiones para explotación de recursos naturales,
electricidad, telecomunicaciones y servicios básicos, deben adecuarse al nuevo
ordenamiento jurídico. Consecuentemente, el Estado Plurinacional tiene la
absoluta legitimidad y legalidad para firmar, vía Asamblea Legislativa, nuevos
contratos de uso y aprovechamiento de recursos naturales con empresas privadas,
velando el interés primero y soberano del pueblo boliviano.
Por lo que, en
concordancia con la CPE y los objetivos de la Revolución Democrática y
Cultural, corresponde plantear, dependiendo y según los casos:
a) la nacionalización
de las minas;
b) la firma de
contratos de riesgo compartido con participación mayoritaria del Estado.
Asimismo, en el marco
de la nueva ley minera que viene siendo elaborada y consensuada con los actores
mineros, corresponde, en justicia, que las empresas mineras grandes y medianas,
lo mismo que las cooperativas mineras, paguen más por concepto de regalías e
impuestos que, a pesar del aumento establecido por nuestro Gobierno en el año
2008, siguen siendo irrisorios. De esta manera, las coyunturas de precios altos
de minerales, que benefician grandemente a reducidos grupos de operadores
mineros, deben también beneficiar al país.
Cabe recordar que las
empresas mineras no pagan ni un centavo por el uso del agua y menos aún por la
contaminación que realizan con graves perjuicios para la actividad agropecuaria
de las comunidades circundantes. Así por ejemplo, en los procesos de
explotación de plata, plomo y zinc, San Cristóbal usa gratuitamente 40 millones
de metros cúbicos de aguas fósiles por día, lo cual es una gran afrenta a la
Madre Tierra y las comunidades indígenas de la región sud oeste del
Departamento de Potosí que acusa gran escasez de recursos hídricos.
4. ELIMINACIÓN DEL
LATIFUNDIO Y DOTACIÓN DE TIERRAS A COMUNIDADES CAMPESINAS E INTERCULTURALES.
En la versión de la
Constitución Política del Estado (CPE) aprobada por la Asamblea Constituyente
que terminó de sesionar en Oruro, en octubre de
2008, en la Disposición Transitoria Séptima, Parágrafo II, establecía: “En
el plazo de un año desde la elección del Órgano Ejecutivo y Legislativo, se
revisarán los derechos otorgados que han derivado en acaparamiento de tierras,
según la Constitución y la ley”.
Lamentablemente, la
oposición parlamentaria de la derecha de entonces tuvo la capacidad política
para modificar esta disposición constitucional, así como otras disposiciones de
avanzada que contenía la CPE aprobada en Oruro. Esa derecha parlamentaria logró
incluir el Artículo 399, que en el Parágrafo I establece: “Los nuevos límites
de la propiedad agraria zonificada se aplicarán a predios que se hayan
adquirido con posterioridad a la vigencia de esta Constitución. A los efectos
de la irretroactividad de la Ley, se reconocen y respetan los derechos de
posesión y propiedad agraria de acuerdo a Ley”.
Por esta disposición
forzada por la oposición de entonces, la voluntad popular para fijar un límite
máximo a la propiedad de 5.000 Has., definida, vía referéndum nacional, fue
desconocida y las grandes propiedades latifundiarias siguen vigentes,
particularmente en el oriente boliviano, donde la burguesía agroindustrial y
ganadera posee tierras en cantidades que oscilan entre 20.000 y 50.000 Has.
Pero como ya lo dijo
la dirigencia de la CSUTCB y lo ratificó el Presidente Evo Morales en agosto de
este año: se tiene que eliminar el latifundio en el país, a objeto de
realizar transformaciones profundas en el sistema de tenencia de la tierra, de
manera que se democratice el acceso a las tierras productivas y se aporte a la
seguridad y soberanía alimentaria del país. Y esto sólo es posible mediante
la entrega de tierras a las comunidades campesinas e interculturales en calidad
de propiedad colectiva.
Las tierras que
necesitan las comunidades campesinas e interculturales no pueden dotarse en
tierras de vocación forestal, o los bosques no pueden ser entregados para el
chaqueo campesino y colonizador, esto afectaría a la calidad de los bosques y
la biodiversidad reinante en el país, y no se establecerían las condiciones
para hacer un uso sostenible de la tierra ni se podría hablar de un desarrollo
en armonía con la Madre Tierra. Por tanto, se debe acometer una nueva reforma
agraria para entregar tierras ociosas que actualmente están siendo detentadas
por miembros prominentes de la oligarquía oriental.
5. ECONOMIA PLURAL CON
PREDOMINIO DE LA ECONOMÍA ESTATAL.
Durante el capitalismo
de Estado, el aparato productivo nacional estaba hegemonizado por la economía
estatal que comprendía el 70% de la economía nacional. Gracias a empresas
estatales como COMIBOL, YPFB, CBF y otras, la economía del país se
caracterizaba por ser fuertemente estatista.
Esta situación cambió
radicalmente con los ajustes estatales y económicos ejecutados por los
gobiernos neoliberales que de una economía fuertemente estatal saltaron a una
economía fuertemente privada y transnacional, particularmente en los sectores
económicos estratégicos: aprovechamiento de recursos naturales (gas, petróleo,
minerales, recursos hídricos, recursos forestales, biodiversidad y otros),
electricidad y comunicaciones. Durante el neoliberalismo, todo lo que en el
anterior sistema era del Estado, fue simplemente descuartizado y entregado a
las empresas privadas extranjeras y nacionales, por lo que el aparato
productivo dejó de tener la participación de la economía estatal, ésta simplemente
dejó de existir.
Con la política de
nacionalizaciones y de recuperación de las antiguas empresas estatales: YPFB,
COMIBOL, ENTEL, ENDE, Empresa Metalúrgica Vinto y otras, nuestro Gobierno ha
iniciado una nueva etapa de reconstitución de la economía estatal en nuestro
país, lo cual es particularmente visible en los sectores de hidrocarburos,
agua, electricidad y comunicaciones, en los que la presencia de la economía
estatal es predominante y beneficiosa para el país.
No ocurre lo mismo en
el sector minero donde la presencia estatal es aún insignificante, sólo el 10%
del sector minero es economía estatal, el resto lo comparten las empresas
grandes, medianas, chicas y cooperativas. Por esto, no podemos afirmar que en
el sector minero existe economía plural, porque lo que existe es una economía
heterogénea (privada, cooperativa y estatal) bajo hegemonía de la economía
privada. En este conglomerado, la empresa minera San Cristóbal representa el
35% de la economía minera. Esto quiere decir que, en el aprovechamiento de la
riqueza minera, un tercio es acaparado por una sola empresa.
Por tanto, congruente
con el reconocimiento de la economía plural que hace la CPE y bajo el
convencimiento de que la presencia del Estado en el sistema económico es
garantía de equilibrio y equidad en la distribución del excedente, debemos
seguir avanzando en el proceso de recuperación y reconstitución de empresas
estatales mineras, a objeto de tener mayor participación y predominio estatal
en el sistema económico minero y nacional.
6. INDUSTRIALIZACIÓN
DE NUESTROS RECURSOS NATURALES.
Como establece la CPE
en sus artículos 311, 313, 316, 318, más específicamente en el Artículo 319,
“La industrialización de los recursos naturales será prioridad en las políticas
económicas, en el marco del respeto y protección del medio ambiente y de los
derechos de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y sus
territorios…”, es imperioso seguir avanzando en el proceso de industrialización
interna de nuestros recursos naturales en armonía con la naturaleza.
Contrariamente a lo
que establece la CPE, dentro del Gobierno y fuera del Gobierno, hay posturas
que plantean desarrollar procesos industrializadores para acelerar el
crecimiento económico del 5% al 10%, a objeto de que nuestro país pase “del
tercer mundo al segundo mundo y luego al primer mundo” (Cf. CODEPANAL). Y
quienes plantean esto, simplemente no comprenden la complejidad de la
problemática de la crisis climática en el mundo, que exige más bien que países
del llamado “primer mundo” y los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica) desaceleren sus procesos de producción, intercambio y consumo
capitalistas, porque éstos son los factores que nos están llevando a la
catástrofe planetaria.
Sin duda que este tipo
de posturas tratan de alejar al Proceso de Cambio de la nueva concepción del
desarrollo que significa el “Vivir Bien”, que no plantea una
industrialización alocada ni se reduce a lograr el “bienestar” de la población,
sino que comprende una nueva visión de desarrollo integral y equilibrada con la
naturaleza, en la que los derechos humanos (de las clases sociales y los
pueblos indígena originario campesinos) sean atendidos y desarrollados en
armonía con los derechos de la Madre Tierra.
7. REFORMA TRIBUTARIA
Es preciso plantear
una reforma tributaria, de manera que la gran propiedad latifundiaria, la banca
privada, la minería privada (grande y mediana) y los grandes comerciantes
importadores y exportadores paguen más impuestos. Estos impuestos
deben mejorar las políticas públicas de atención a las necesidades de salud y
educación de la población boliviana.
8. FF.AA.: PRODUCTORAS
Y GUARDIANES DE LAS FRONTERAS Y DE LOS RECURSOS NATURALES.
Los programas de lucha
de los trabajadores y de los pueblos indígena originario campesinos, planteados
en los años noventa, enarbolan la necesidad de refundar las Fuerzas Armadas.
Este planteamiento debe ser recuperado e inserto en la Nueva Agenda: la
construcción del Estado Plurinacional precisa nuevas Fuerzas Armadas,
instruidas en la producción y la vigilancia de las fronteras y de los recursos
naturales, que sustituya a las Fuerzas Armadas adoctrinadas para la represión y
el aniquilamiento de la rebeldía patriótica.
Como ya empiezan a
proclamar algunos jefes militares, nuestro país requiere Fuerzas Armadas
antiimperialistas, anticapitalistas y socialistas. Este espíritu debe ser
inculcado y construido en las academias militares como en los propios
regimientos militares, de manera que los efectivos militares resguarden la
integridad territorial y contribuyan a la producción agropecuaria y el
aprovechamiento de recursos naturales. Como lo mencionó el Presidente Evo:
“requerimos formar militares científicos que ayuden, por ejemplo, al
aprovechamiento del litio y otros recursos estratégicos”.
9. FORTALECER EL
BLOQUE SOCIAL REVOLUCIONARIO.
Para que la Nueva
Agenda aporte efectivamente a la Revolución Democrática y Cultural, es
imprescindible restituir el bloque revolucionario que hizo posible las
victorias electorales del MAS y del Presidente Evo, la nacionalización de los
hidrocarburos, ENTEL y otras empresas, una nueva Constitución Política del
Estado, la derrota de la oligarquía fraccionalista y golpista en el 2008, el
establecimiento de bonos que benefician a los sectores sociales más pobres y
otras trascendentales medidas.
Es preciso trabajar en
la cohesión política y orgánica de las clases trabajadoras y los pueblos
indígena originario campesinos, es preciso trabajar en la cohesión política y
orgánica del Consejo Nacional para el Cambio (CONALCAM) y de sus propios
componentes: CSUTCB, Interculturales, Bartolinas, CONAMAQ y CIDOB, y,
fundamentalmente, se debe trabajar en la cohesión política y orgánica de éstos
con las organizaciones obreras: Central Obrera Boliviana y Federación Sindical
de Trabajadores Mineros de Bolivia. Son estos actores sociales los que deben
constituirse en el sujeto de la Revolución Democrática y Cultural, elaborando e
implementando la Nueva Agenda.
Finalmente, los
planteamientos insertos en la Nueva Agenda deben ser socializados entre las
clases trabajadoras y los pueblos indígena originario campesinos, de manera que
se conviertan en “religión popular”, tal como lo fue la nacionalización de los
hidrocarburos en los primeros años de la década anterior: un planteamiento
político cuya fuerza estaba indisolublemente ligada a la fuerza de las
organizaciones y movimientos sociales que lo enarbolaron como una consigna
nacional imparable.
Cochabamba, 1 de
diciembre de 2011.
Iván Castellón Quiroga
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