Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Chems
Eddine Chitour
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Le Grand Soir
Traducido para
Rebelión por Caty R.
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«Si Irán sigue con su programa de desarrollo de la
bomba atómica, le atacaremos. Las sanciones no son eficaces… Un ataque a Irán
para detener sus preparativos nucleares será inevitable»
(Shaul Mofaz, Ministro de Defensa israelí, junio de
2008)
El ruido de sables con
respecto a Irán no es una novedad. El ataque inminente a la República Islámica
espera desde hace ocho años, y como dice un militar occidental: «Desde hace
ocho años Irán está a un año de tener a punto la bomba atómica». Este preámbulo
es un apunte para mostrar, una vez más, un escenario de déjà-vu.
Periódicamente se saca a pasear el asunto iraní y se movilizan los engranajes
de la maquinación para satanizar a Irán. Esta vez el triste papel de
lanzallamas se ha confiado al actual director del Organismo Internacional de la
Energía Atómica (OIEA).
A lo largo del año y de
una forma reiterativa, la matraca respecto a Irán se ha convertido en la música
de fondo. Nadie plantea la cuestión de por qué Israel nunca ha querido firmar
el Tratado de No Proliferación Nuclear, del que se burlan alegremente sus
creadores (Estados Unidos y Francia) hasta el punto de no permitir visitas a
sus instalaciones. Israel posee un arsenal nuclear impresionante. El Baradei, a
quien se autorizó a que viera de lejos la central, dijo «no veo humo en el
cañón de la pistola», así que miraré en otra parte…
Esa es la integridad
del Organismo Internacional de la Energía Atómica después de Hans Blix, que se
enfrentó a Bush rechazando avalar la existencia de armas de destrucción masiva
en Irak, luego la posición vacilante de Mohamed El Baradei y ahora el alineamiento
incondicional del actual director general Yukiya Amano con las posiciones
occidentales. Tanto es así que el informe del OIEA no se basa en las
investigaciones de sus propios inspectores, que se pasean a sus anchas por
Irán, sino en los informes de los servicios secretos de los países
occidentales. Incluso enviadas como anexos, esas informaciones están ahí para
crear el caos…
En los países
occidentales tampoco nadie se plantea la cuestión de por qué Occidente apoyó en
principio al Sha para la instalación de energía nuclear civil hasta el punto de
que bajo el gobierno de Valéry Giscard d’Estaing Irán se convirtió en
accionista de Eurodif y la empresa alemana Siemens iba a comenzar la
construcción de la central. ¿Por qué después de la revolución iraní hubo un
giro de 180 grados? Hay que impedir que el país de los mulás disponga de
tecnología nuclear, aunque sea para uso civil, como no dejan de recalcar los
iraníes. Han sido necesarios 35 años para que, a pesar de todos los bloqueos
relativos a los combustibles, la central de Bouchehr arrancara en febrero de
2011 y empezase a producir electricidad con combustible, de momento ruso, que
los iraníes desean producir justamente concentrando el uranio natural. Para eso
necesitan centrifugadoras…
¿Está amenazado Israel?
Si se plantea
seriamente, esta cuestión hace reír. Sin lugar a dudas Israel es el quinto
ejército del mundo en términos de operatividad, y sobre todo de guerra
tecnológica. Dispone de más de 200 bombas atómicas que están ahí más para
disuadir que para lanzarlas y producir los daños que todos conocemos. Gracias a
Francia, Israel instaló una copia perfecta del programa nuclear galo. Simón
Peres, el actual Presidente israelí, tenía un despacho propio en el Ministerio
de Defensa en la época del gobierno de Guy Mollet. Después Estados Unidos tomó
el relevo, en especial tras el frenazo decidido por el general De Gaulle.
Luego, finalmente, lo tomó Alemania en nombre de su deuda inextinguible y
equipó al ejército israelí de submarinos nucleares Dolphins (dos gratis y otro
subvencionado en un tercio).
En esas condiciones no
se puede afirmar que Israel esté amenazado. Irak, que constituía una amenaza,
vio su reactor nuclear de Osirak reducido a cenizas, precisamente por los
israelíes. Después Israel lo demolió completamente y ha sido necesaria una
generación para recuperar su nivel de hace 20 años. Ironía de la historia, el
16 de marzo del año 597 a. C., Jerusalén cayó en manos de Nabucodonosor. El
poderoso rey de Babilonia recibió la sumisión del reino de Judá y deportó a la
familia real y a la élite judía a su país, entre los ríos Éufrates y Trigris
(el actual Irak). En el año 587 a. C., tras una última revuelta, toda la
población de Jerusalén se envió a Mesopotamia y destruyeron el prestigioso
Templo de Salomón.
Ningún país de Oriente
Medio puede compararse con Israel en el caso de una guerra relámpago. Irán es
otra cosa, es un país «de peso» que tiene 80 millones de habitantes «formados»
que, según la matraca de la propaganda occidental, avanzan. Es un país tecnológicamente
avanzado en todos los ámbitos. La historia demuestra que Irán no ha agredido
nunca a sus vecinos. En el año 537 a. C. cuando Ciro, el rey de Persia,
conquistó Babilonia, una parte de los hebreos regresó a Palestina para
construir un segundo templo, permaneciendo siempre bajo la tutela de los
persas. ¿Se podría decir que Israel no olvida nada y ajusta sus cuentas 2.500
años después?
Más allá de la
distracción que puede procurar la huida hacia delante con el desencadenamiento
de un conflicto, parece que el tándem Obama-Netanyahu, al contrario de lo que
se piensa, se entiende bien y podría realizar el sueño de un Gran Oriente
Medio completando el trabajo de Bush. Después de Irak y Afganistán, queda
el «hueso», el que puede bloquear el estrecho de Ormuz, la arteria de desagüe
del petróleo, el que impide el revoloteo saqueador y se permite la insolencia
–al contrario que los reyezuelos del Golfo instalados en épocas obsoletas que
se ponen en sus manos y no usan sus neuronas- de luchar de una forma científica
y tecnológica yendo a marchas forzadas hacia el desarrollo. En ningún sitio
habla Irán de atacar a los judíos, las palabras de Ahmadineyad nunca han
confirmado las interpretaciones de las agencias que voluntariamente han
tergiversado sus declaraciones.
Una vez más aparece la
escalada de declaraciones belicistas entre Israel y la República Islámica. El
Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu declaró el pasado 31 de octubre en
la Knesset que Irán constituye una amenaza no solo para Israel, sino
también para el resto del mundo. Por la parte iraní, el gobierno se defiende
afirmando que su programa nuclear es totalmente civil. El presidente Mahmud
Ahmadineyad declaró el 8 de noviembre que «Irán no necesita la bomba atómica»,
pero que no «retrocederá nunca» ante los occidentales. «¿Es un informe del
Organismo Internacional de la Energía Atómica o un dictado estadounidense a
Yukiya Amano?», se pregunta un periódico de Teherán. Según el diario The
Guardian, el ministerio de Defensa británico se estaría preparando para
participar en un eventual ataque militar estadounidense a Irán. Estados Unidos
podría «pasar rápidamente a la acción» contra las instalaciones iraníes
vulnerables.
La guerra secreta
Se sabe que los
occidentales han intentado bloquear el programa nuclear iraní. El virus
informático Stuxnet, famoso por provocar el frenazo de una quinta parte de las
centrifugadoras atómicas instaladas por Teherán, habría sido desarrollado por
Israel y Estados Unidos. «Estamos en guerra contra Irán. La mayor parte de esta
guerra es secreta. Y ambas partes tienen interés en que siga siendo secreta»,
afirmaba el martes Efraim Halevy, exdirector del Mossad, los servicios de
inteligencia israelíes, invitado del Center of Political and Foreing Affairs
(CPFA). Al infectar un software Siemens utilizado por el programa, el virus
saboteó el funcionamiento de las centrifugadoras iraníes que producían uranio
enriquecido. Después de una rápida progresión de las actividades de
enriquecimiento en 2007 y 2008, los trabajos nucleares iraníes se ralentizaron
(1).
El informe de la OIEA
muestra claramente que la marcha iraní hacia la bomba atómica, ralentizada en
2010 por el virus informático Stuxnet, actualmente se mantiene por medio de
nuevas centrifugadoras que permiten producir más uranio enriquecido y ha
recuperado su ritmo de crecimiento. El programa ya está tan avanzado que
algunos expertos estiman que el régimen iraní posee el conocimiento, la
tecnología y los recursos suficientes para ensamblar una o dos bombas atómicas
en pocos meses si así lo decide. También las operaciones secretas atribuidas al
Mossad ralentizaron considerablemente el programa: al menos tres científicos
atómicos iraníes han sido asesinados misteriosamente en los dos últimos años;
el extraño virus informático Stuxnet averió las centrifugadoras que producían
uranio enriquecido y además unas misteriosas explosiones sabotearon las
instalaciones subterráneas iraníes en octubre de 2010.
Las razones de las
amenazas
Parece que Barack Obama
no desea una aventura militar antes de las elecciones de noviembre de 2012.
Según el periódico iraní Mardomak, «los israelíes multiplican las
advertencias a Teherán y parecen a punto de pasar a la acción (…) Por su parte
Ehud Barak, el Ministro de Defensa israelí, ha recordado que Israel no puede
permitirse el lujo de enfrentarse a un Irán nuclear (…) La evocación del plan
de ataque militar a Irán llega al mismo tiempo que el anuncio de la retirada
total de los 39.000 soldados estadounidenses de Irak (…) Teherán siempre ha
temido que la presencia de las fuerzas de ocupación en suelo iraquí desemboque
en la firma de un pacto de seguridad entre Bagdad y Washington y en la
instalación de bases militares permanentes estadounidenses en la frontera iraní
(…) Parece que Nouri Al-Maliki, el Primer Ministro iraquí, se opone a cualquier
prolongación de la presencia militar estadounidense en Irak. La retirada total
de las fuerzas estadounidenses no solo tranquilizaría a Irán respecto a sus
fronteras con Irak, sino que además alentaría sus esfuerzos para llenar el
vacío militar y de seguridad iraquí (…)» (2).
«Para los
estadounidenses y los israelíes, un Irak aliado con Teherán ofrecería en el eje
Irán-Siria un vasto territorio que se extendería desde Teherán a las orillas
del Mediterráneo. Semejante perspectiva representaría un auténtico desafío a
Estados Unidos e Israel en la región. Además, la resistencia de Bachar El-Assad
al frente de Siria y la perspectiva de no poder derrocarle a corto plazo
refuerzan la opinión de un ataque a Irán. El régimen de El-Assad depende
esencialmente de Teherán en el plano económico, político y militar. En
consecuencia, su caída requiere en primer lugar el debilitamiento de Irán y la
formación rápida de un frente contra Siria, constituido por Turquía y los
Estados árabes del Golfo Pérsico con Arabia Saudí a la cabeza. Por eso un
ataque militar a Irán no solo serviría para aminorar la influencia de la
República Islámica en la región, sino también para acelerar el derrocamiento
del régimen sirio. Además, un ataque semejante podría destruir el programa
nuclear iraní, o al menos ralentizarlo» (2).
Otra hipótesis probable
es la de una campaña de intoxicación orquestada a largo plazo. De hecho, a raíz
del informe de la OIEA, los occidentales querrían conseguir un endurecimiento
de las sanciones a Irán. Esta vez pretenden ir contra el Banco Central iraní,
al que intentarían aislar totalmente del resto del mundo de manera que
paralizarían la economía del país. La comisión de Asuntos Exteriores del Senado
estadounidense decidió proponer al Congreso una ley en ese sentido. Así pues,
la operación de intoxicación tendría como objetivo decir a los rusos, a los
chinos y a los BRICS que si continúan rechazando la adopción de las sanciones
contra el Banco Central de Irán en el Consejo de Seguridad los golpes serán
inevitables –verdaderamente inevitables- (3).
Peter Symonds nos
informa de que esta vez «será en serio»: «Los artículos aparecidos en los
periódicos británicos Telegraph y Guardian el miércoles 2 de
noviembre revelan preparativos militares de Estados Unidos y Gran Bretaña para
un ataque a Irán, que van mucho más allá de los escenarios de rutina
habituales. Más fundamentalmente, los preparativos para la guerra contra Irán
no están más motivados por las inquietudes sobre su programa nuclear que las
invasiones de Afganistán e Irak lo estuvieron por «el terrorismo» o «las armas
de destrucción masiva»; o el bombardeo de Libia por parte de la OTAN destinado
a «proteger a la población libia». Estados Unidos se lanzó de una forma
temeraria a una guerra tras otra durante el decenio pasado, en un intento
desesperado de compensar su declive económico, proyectando su hegemonía sobre
las regiones ricas en energía de Oriente Medio y Asia Central» (4).
Además no sabemos la
reacción de los rusos y los chinos, que no quieren ver hacer y deshacer en lo
que ellos pusieron en marcha pacientemente, el pacto asiático. Sobre todo
porque el caldero afgano todavía hierve, con Pakistán en una atmósfera de
insurrección. Esta es también, en resumen, la opinión de Peter Symonds, que
escribe que bajo la influencia de la crisis hay una huída hacia delante: «(…)
Lejos de actuar como un freno, el agravamiento de la crisis económica mundial
empuja al imperialismo estadounidense a utilizar su potencia militar para
consolidar sus intereses económicos y estratégicos a expensas de sus
principales rivales europeos y asiáticos. Esa es la lógica tortuosa que subyace
tras la prisa por atacar a Irán, considerado en Washington como un obstáculo
mayor para las ambiciones estadounidenses en Oriente Medio y la razón principal
de sus fracasos en Irak y Afganistán. Además, como en el caso de Libia, una
guerra llevada a cabo por Estados Unidos contra Teherán socavaría seriamente
los considerables intereses económicos de China y Rusia en Irán, así como sus
esfuerzos para forjar relaciones estratégicas más estrechas» (4).
La fijación sobre las
bombas atómicas se debe más al pavor de Hiroshima y Nagasaki que a la razón.
Las nuevas armas son mucho más peligrosas y eficaces. Todas las bombas
concebidas por los países occidentales, especialmente las bombas de fósforo y
uranio empobrecido, las bombas GBU de las que disponen Israel y Estados Unidos,
a las que hay que añadir los drones, auténticos depredadores, y la guía
por satélite, nos dan una idea de las guerras actuales que se libran,
especialmente en Afganistán, Gaza y Libia. Peter Symonds tiene la última
palabra: «Mientras el capitalismo mundial va titubeando de una crisis política
y económica a otra, la rivalidad entre las principales potencias por los
mercados, los recursos y la obtención de ventajas estratégicas amenaza con
hundir a la humanidad en un conflicto catastrófico que devastaría el planeta»
(4). No hay nada que añadir.
Notas:
(2) Mahmoud Kiyan-Ersi
Mardomak «Frapper maintenant ou jamais», http://www.courrierinternational.com/article/2011/11/08/frapper-maintenant-ou-jamais
(4) Peter Symonds, http://www.wsws.org/francais/News/2011/nov2011/iran-n07.shtm...
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