Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Alfredo Rada Vélez
Diciembre de 2005. En vísperas de las elecciones generales y con varias encuestas en mano, se sabe que el binomio conformado por Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera triunfará ampliamente en los comicios. En ese momento la “Comisión Política” y la “Comisión de Programa de Gobierno” del Movimiento Al Socialismo (MAS) analizan las razones del triunfo, concluyendo que la clave explicativa es la combinación de tres factores: 1) liderazgo, 2) instrumento político y 3) programa de gobierno. Veamos cada uno de ellos.
Liderazgo
Favorecido por la crisis del sistema político conformado por los partidos (MNR, MIR, ADN) que sustentaron varios gobiernos neoliberales entre 1985 y 2002, Evo Morales se fue convirtiendo en una opción política alternativa y claramente diferenciada de los líderes tradicionales y de la partidocracia.
Su plataforma política se construyó partiendo de lo sectorial, vale decir de la defensa de la hoja de coca ante las acciones de erradicación forzosa implementadas en el trópico cochabambino por los gobiernos de Jaime Paz Zamora (1989 – 1993), Gonzalo Sánchez de Lozada (1993 – 1997), Hugo Banzer Suárez (1997 – 2001) y Jorge Quiroga Ramírez (2001 – 2002). De la defensa de la coca, con todas las connotaciones políticas y culturales que esto supone, pasó a la defensa de la tierra y el territorio, lo que le permitió irradiar su influencia a los sindicatos agrarios aglutinados en la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB)[1]. La denominada “Guerra del Agua” ocurrida en Cochabamba, de enero a abril del año 2000, en la que Evo formó parte de la “Coordinadora de Defensa del Agua y la Vida”[2], le permitió dar un nuevo salto cualitativo, agregando a su discurso la defensa de los recursos naturales y del derecho de la población a acceder a los servicios básicos, en este caso, a los servicios de agua potable y alcantarillado sanitario, que no deben estar controlados por empresas transnacionales. Desde el año 2001 y con mayor énfasis en la campaña electoral del año 2002, planteó la necesidad de convocar una “Asamblea Popular Constituyente”. Finalmente, la crisis abierta en febrero de 2003 y que llevó a la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de ese año, permitió a Evo Morales desarrollar discursivamente los planteamientos de soberanía frente a las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la necesidad impostergable de nacionalizar los hidrocarburos.
Evo nunca militó en ningún partido de la izquierda tradicional, se forjó en la escuela del sindicalismo de los productores de hoja de coca. Por ello es portador de los legados virtuosos y defectuosos que caracterizan la tradición sindical boliviana, entre los que están: 1) el respeto y consulta permanente a las bases, 2) la deliberación interna que deviene en acción externa unitaria, 3) la voluntad de lucha y de sacrificio en la búsqueda de los objetivos definidos colectivamente, 4) la tendencia a la negociación de posiciones ideológicas para arribar a acuerdos, 5) un fuerte pragmatismo que se basa en el aprendizaje por la experiencia y que no se pierde en discusiones doctrinarias y 6) una ética con arreglo a fines antes que a principios.
El liderazgo de Evo Morales se fue consolidando por su condición de indígena[3]. Además, el hecho de ser un aymara que llegó a dirigir en una región predominantemente quechua como es el Chapare, lo proyectó en el plano nacional en el movimiento indígena y campesino, lo que le permitió ganar predicamento en regiones tan disímiles como los Yungas de La Paz, el norte integrado de Santa Cruz o las provincias de Chuquisaca. Importante fue también su manera clara y sencilla de hablar que le permite comunicarse con la población logrando que sus mensajes políticos tengan fuerte impacto, especialmente entre los sectores populares.
La emergencia de este liderazgo de nuevo tipo[4], un liderazgo plebeyo, constituye la mayor novedad en la política contemporánea boliviana luego del fin de la última dictadura militar en 1982, y como hecho sin precedentes, no fue comprendido en un primer momento por los politólogos o los estrategas de marketing político. Quedará para la historia de equivocaciones la frase de uno de ellos, cuyo nombre no es hoy tan importante recordar como lo que dijo en junio de 2002: “Evo Morales ha llegado a su techo máximo, ocupando su natural condición de dirigente opositor, sin embargo, incapaz de convertirse en un líder nacional, pues carece de las mínimas condiciones para ello”.
Instrumento político
Suele asimilarse el concepto de “instrumento político” a la sigla político-electoral del Movimiento al Socialismo (MAS). Esta acepción no es necesariamente correcta, ya que la gestación y fundación del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) en el año 1995, así como varios e infructuosos intentos por obtener personería jurídica de una Corte Nacional Electoral controlada por la partidocracia, preceden por mucho a la adopción en el año 1998 de una sigla y colores ajenos[5] en esos años.
En el viejo debate en el seno de la izquierda boliviana respecto a la relación entre los movimientos de masas y el partido de cuadros, terminó imponiéndose la noción de “instrumento político”, entendida como una categoría intermedia entre las dos anteriores que designa a la expresión políticamente organizada de los movimientos sociales y en la que los cuadros políticos deben ser también dirigentes sindicales[6]. Esta concepción se aleja tanto del “espontaneísmo” como del “vanguardismo” que caracterizó a la izquierda tradicional boliviana a lo largo de su historia.
Desde que surgió, se entendió al “Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos” (IPSP) como un bloque histórico de fuerzas sociales que, desde su condiciónde marginadas y empobrecidas por el colonialismo interno y el capitalismo neoliberal, se unificaban en la acción política común sobre la base de acuerdos programáticos esenciales.
En este sentido, el inicial pacto entre la “Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia” (CSUTCB), la “Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia” (CSCB), la “Central de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano” (CIDOB) y la “Federación de Mujeres Campesinas de Bolivia Bartolina Sisa” que fundó el IPSP hace quince años en la cruceña ciudad de Montero, se propuso como objetivo estratégico lograr acercamientos y alianzas de largo alcance con sectores urbano-populares y con sindicatos obreros, sobre la base de coincidencias en la lucha contra el colonialismo interno, el neoliberalismo y el imperialismo. La “Coordinadora de Movilización Única Nacional” (Comunal) de los años 2000-2001 yel “Estado Mayor del Pueblo” del año 2003 fueron las primeras aunque fugaces experiencias unitarias[7].
Paralelamente, se realizaba grandes avances electorales a partir del control de las alcaldías en varios municipios rurales de Cochabamba. La enorme eficacia política del MAS puesta en evidencia en los procesos electorales, desde los años noventa, puede explicarse por las siguientes razones: 1) un adecuado análisis y posicionamiento táctico luego de la descentralización municipal promovida por la Ley de Participación Popular promulgada el año 1994, 2) una rápida expansión político-territorial que aprovecha las estructuras sindicales y comunitarias en las áreas rurales, y las redes urbanas de las federaciones de juntas vecinales, que a su vez son la base orgánica del instrumento político y 3) la incorporación de referentes de la intelectualidad de izquierda a partir del año 2001[8].
Programa de gobierno
Uno de los aciertos políticos del Movimiento al Socialismo–IPSP fue construir su propuesta programática desde los movimientos sociales indígenas, campesinos y urbano-populares, convirtiendo la demanda social en programa de gobierno. Es un proyecto histórico que retoma la herencia construída a lo largo de ciclo político que comienza con la irrupción del katarismo hace treinta y cinco años, la lucha contra las dictaduras militares de Banzer y de García Meza, que tiene continuidad en los años ochenta y noventa, cuando la marcha indígena de tierras bajas llegó a La Paz desde Beni, la Guerra del Agua de enero-abril del año 2000 en Cochabamba, la resistenciaa las políticas de erradicación violenta de hoja de coca en el Chapare y en Yungas, la crisis social de febrero de 2003, hasta culminar con la insurrección de octubre de ese año, que derrocó al gonismo. Entonces se comenzó a hablar de la “agenda de octubre”:nacionalización de los hidrocarburos,convocatoria de una Asamblea Constituyente y juicio de responsabilidades al gobierno de Sánchez de Lozada.
Posteriormente, durante el gobierno de Carlos Mesa, ocurrieronimportantes movilizaciones regionales impulsadas por los sectores cívico-empresariales cuyo punto más alto fue el cabildo en Santa Cruz del año 2004, que planteó la “agenda de junio”, cuya principal demanda eranlas autonomías departamentales.
En la segunda mitad del año 2005, el MAS–IPSP propuso la unificación de ambas agendas en un solo programa de gobierno, con lo que se perfiló comoun referente político nacional incontrastablelogrando un triunfo inédito en las elecciones presidenciales. El Programa de 2005 daba certidumbre y seguridad respecto al rumbo a seguir, interpretando el momento histórico por el que atravesaba el país que exigía la adopción de medidas de profundo contenido democratizador en lo político-estatal y nacionalizador de los sectores estratégicos de la economía.
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Los años del despliegue programático (2006 – 2009)
l primer período de gobierno del presidente Evo Morales se implementaron: 1) las reformas políticas estructurales a través de la Asamblea Constituyente y la aprobación de una nueva Constitución que inaugura un Estado Plurinacional y Autonómico, 2) una auténtica revolución cultural que permitió la inclusión democrática de sectores sociales y naciones indígenas originarias en el nuevo Estado, 3) las reformas económicas que permitieron la recuperación del patrimonio estatal a través del proceso de nacionalización de los hidrocarburos y de estatizaciones en el sector mineroy metalúrgico, 4) la aplicación de medidas de reforma agraria con nuevos preceptos sobre tierra y territorio, así como la titulación de tierras en forma colectiva para las comunidades indígena-originarias, 5) la defensa de los derechos laborales y salariales de los trabajadores sindicalizados y 6) la implementación de medidas redistributivas del ingreso bajo la forma de transferencias monetarias directas del Estado a sectores vulnerables de la población por un total cercano a los 600 millones de dólares estadounidenses en el período 2006-2009.
Durante Todas estas reformas fueron implementadas en una coyuntura económica nacional e internacional favorableque permitió al país alcanzar los siguientes resultados generales macroeconómicos, que mostramos en un cuadro comparativo con los años del neoliberalismo:
Durante Todas estas reformas fueron implementadas en una coyuntura económica nacional e internacional favorableque permitió al país alcanzar los siguientes resultados generales macroeconómicos, que mostramos en un cuadro comparativo con los años del neoliberalismo:
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Variable
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Promedio
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1985 – 2005
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2006 - 2009
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Crecimiento del PIB real (%)
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3,0
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4,7
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PIB per cápita (USD)
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871
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1.461
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Superávit/Déficit Fiscal (% del PIB)
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-5,1
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2,4
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Balanza de pagos (% del PIB)
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-0,9
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11,1
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Reservas Internacionales Netas (% del PIB)
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9,2
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40,1
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Salario Mínimo Nacional (Bs)
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235
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562
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Fuente: INE, BCB, UDAPE, MEFP. Años 2007, 2008, 2009.
Aunque económicamente favorable, el período 2006-2009 estuvo signado por una fuerte conflictividad política regionalista que concluyóen diciembre de 2009 con la reelección del presidente Evo Morales con un inédito apoyo del 63,7%, lo que significó para el MAS el control de dos tercios de la Asamblea Legislativa Plurinacionaly con ello la posibilidad de generar un gobierno fuerte y hegemónico en términos democráticos. Unos meses después, en abril de 2010, se realizaron elecciones departamentales y municipales en las que volvió a ganar el MAS logrando el control de 6 de 9 gobernaciones y más de 250 alcaldías de un total de 337.
Sin embargo, en este primer año (2010) de un nuevo período de gobierno del presidente Evo Morales, se observa que es un gobierno fuerte en el Estado, pero que se está debilitando en la sociedad, ¿por qué?
Más reformas o estancamiento
Un proceso que avanza por la vía de las reformas democráticas obliga, al gobierno que lo conduce y a las fuerzas sociales y políticas que lo respaldan, a implementar cada vez nuevas reformas que consoliden lo ya avanzado, produciendo de esa forma nuevas correlaciones de fuerzas que le permitan hacer otras reformas. Es una lógica inexorable del ejercicio del poder político que exige constantes reajustes programáticos, cambios en la estructura política y una fluida relación del gobierno con la base social.
Seguir actuando por el impulso de la fase anterior, cuyos logros hemos reseñado brevemente, pensar que el gobierno podrá seguir actuando con éxito sólo con el bagaje acumulado, no hacer el esfuerzo en el debate interno por analizar correctamente la coyuntura política, equivale a un estancamiento que inevitablemente genera desgaste.
Reducir el debate sobre la situación que atraviesa el proceso de transformaciones, el gobierno y el Movimiento al Socialismo tan sólo a criticar factores subjetivos como la disputa interna por espacios de poder, las fallas de alguna dirigencia que se limita a exigir cargos públicos, la irrupción de una especie de “neomasismo” conformado por elementos de pensamiento y práctica conservadora y prebendal, hoy incrustados en la estructura política y en la gestión estatal, las supuestas divisiones entre “fundadores” e “invitados”; sólo sirve para generar escándalo público, pero no para esclarecer y menos reconducir las cosas. No llamar a las cosas por su nombre, convirtiendo los errores en “dificultades”, o las confrontaciones dentro del campo popular en “tensiones creativas”, sólo lleva a la confusión política.
Acá proponemos que los dos grandes temas que definirán el momento político actual en un sentido u otro –nos referimos a una profundización revolucionaria del proceso de cambio, o a un estancamiento político gubernamental que para no desgastarse se apoyará en acuerdos tácticos con fracciones de la burguesía– son: 1) la preservación del bloque social revolucionario y 2) la necesidad de un ajuste programático para el presente período.
El Bloque Social Revolucionario
Todo proceso de transformaciones, que en el caso boliviano ha sido definido como “Revolución democrática y cultural”, requiere la conformación de un sujeto histórico capaz de consolidarse como proyecto político con capacidad para atraer a nuevos sectores sociales. El inicial Pacto de Unidad, conformado por campesinos originarios, mujeres campesinas, comunidades de colonizadores, pueblos indígenas de tierras bajas y tierras altas dio paso, a fines del año 2006, a una estructura superior como es el Consejo Nacional por el Cambio (CONALCAM), al que se incorporaron trabajadores mineros sindicalizados, cooperativistas mineros, maestros urbanos y rurales, salubristas, trabajadores de luz y fuerza, artesanos, gremialistas, petroleros, incluso en algún momento los transportistas.
Pero hay que reconocer que, en el último tiempo, este bloque social revolucionariose ha debilitado. La pugna por el incremento salarial del año 2010 alejó del gobierno al magisterio, los salubristas y los fabriles; la aprobación de la Ley del Régimen Electoral ese mismo año generó un distanciamiento con los pueblos indígenas agrupados en la CIDOB; la mala gestión del conflicto en Caranavi en mayo de 2010 llevó a un enfrentamiento con una parte de la población yungueña que era uno de los bastiones de apoyo gubernamental; la nueva ley de aduanas abrió grietas con los comerciantes; la prolongación del conflicto en Potosí con una huelga general cívica que duró 18 días en agosto de 2010 erosionó significativamente al gobierno en esa región.
Ya desde mediados del año 2009 y todo el año 2010, ingresamos a un momento de pugna redistributiva, entendiéndose por esto la disputa entre sectores sociales que en la etapa anterior postergaron muchas de sus demandas sectoriales en aras de las grandes reformas político-institucionales y económicas, pero una vez aprobada la nueva Constitución Política del Estado[9], se movilizan exigiendo atención inmediata a sus pliegos petitorios. Esto exige del gobierno rápidas respuestas, que no se están dando por la pesadez del aparato burocrático de gestión, el debilitamiento de las estructuras de coordinación con los movimientos sociales y las graves fallas en los sistemas de alerta temprana y de prevención de conflictos.
Para preservar al sujeto histórico revolucionario, evitando un mayor desgaste del proceso y del propio gobierno, se necesitala definición de un programa para la profundización revolucionaria del proceso[10]. No es suficiente definirnos por lo que no somos –antineoliberales, anticolonialistas, antiimperialistas– sino que es el momento de definirnos por lo que somos, y esto supone, entre otras cosas, abrir el debate y tomar definiciones sobre el modelo económico –o mejor dicho, sobre el modelo de desarrollo entendido en el sentido amplio del término “desarrollo”. Este debate que ya ha comenzado, a veces se expresa como disputas y conflictos, pero va gestando un nuevo paradigma: el buen vivir[11].
Las definiciones programáticas
La coyuntura política exige inmediatos ajustes programáticos. Explicaremos esto de la siguiente manera: en las elecciones del año 2005, el pueblo votó por la articulación Liderazgo - Instrumento político - Programa de gobierno; en ese tiempo, el Programa del MAS se difundió ampliamente[12] y ganó consensos porque sintetizaba las aspiraciones populares convirtiéndolas en programa de gobierno. El año 2009, para las elecciones nacionales, el pueblo votó por el liderazgo de Evo Morales y por los resultados de gestión alcanzados, pero sin claridad respecto al rumbo programático a tomar para el período 2010–2015. Esto se debe a que el programa de 2005 se construyó desde los propios movimientos sociales, en tanto que el programa de 2009 se elaboró en los ministerios y sus contenidos, gestados por la tecnoburocracia, no se convirtieron en ideas-fuerza con potencial de movilización social para su realización práctica.
El gobierno del MAS necesita implementar un nuevo modelo de desarrollo. Lo que hay actualmente es un conjunto, no siempre coherente, de políticas públicas, unas marcadas por el desarrollismo que genera tensiones con el concepto ecológico del vivir bien y los derechos de la Madre Tierra, otras guiadas por criterios de eficientismo fiscal y monetarismo, algunas otras bajo el signo de la descolonización estatal.
Un modelo de desarrollo debe responder a los siguientes aspectos: 1) Cómo se produce, 2) Quién produce, 3) Qué medios se utiliza, 4) Quién se apropia del excedente, 5) Cómo se usará el excedente. Partiendo de lo esencial para cualquier sociedad –lo que produce y las transformaciones en las relaciones sociales de producción– el nuevo modelo de desarrollo ordenará luego en clave de coherencia todas las políticas sectoriales.
Postulamos un Modelo Social-Comunitario[13], que fortalezca el sector estatal de la economía, que es generador neto de excedentes y controla más del 30% del Producto Interno Bruto, y que transfiera una parte de esos excedentes para potenciar las formas comunitarias y cuentapropistas, que conforman el denominado sector social-comunitario de la economía boliviana, que es generador del 80% del empleo. Es perfectamente posible pensar que con esta alianza estratégica entre el sector estatal y el sector social-comunitario, el país pueda transformar el patrón de acumulación capitalista primario exportador aún vigente.
El gobierno del MAS necesita implementar un nuevo modelo de desarrollo. Lo que hay actualmente es un conjunto, no siempre coherente, de políticas públicas, unas marcadas por el desarrollismo que genera tensiones con el concepto ecológico del vivir bien y los derechos de la Madre Tierra, otras guiadas por criterios de eficientismo fiscal y monetarismo, algunas otras bajo el signo de la descolonización estatal.
Un modelo de desarrollo debe responder a los siguientes aspectos: 1) Cómo se produce, 2) Quién produce, 3) Qué medios se utiliza, 4) Quién se apropia del excedente, 5) Cómo se usará el excedente. Partiendo de lo esencial para cualquier sociedad –lo que produce y las transformaciones en las relaciones sociales de producción– el nuevo modelo de desarrollo ordenará luego en clave de coherencia todas las políticas sectoriales.
Postulamos un Modelo Social-Comunitario[13], que fortalezca el sector estatal de la economía, que es generador neto de excedentes y controla más del 30% del Producto Interno Bruto, y que transfiera una parte de esos excedentes para potenciar las formas comunitarias y cuentapropistas, que conforman el denominado sector social-comunitario de la economía boliviana, que es generador del 80% del empleo. Es perfectamente posible pensar que con esta alianza estratégica entre el sector estatal y el sector social-comunitario, el país pueda transformar el patrón de acumulación capitalista primario exportador aún vigente.
Es fundamental modificar las actuales tendencias a la concentración del ingreso que son inherentes a toda forma de capitalismo, incluido el capitalismo de Estado postneoliberal. No se trata solamente de un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) o de inyectar mayor cantidad de dinero a la economía, pues ésta seguirá generando desigualdades e inequidades en tanto siga funcionando con la racionalidad capitalista; se trata de modificar las formas de valorización y transferencia del valor que benefician a los más ricos y empobrecen a los más pobres. Esta constituye una noción anticapitalista que puede permitir iniciar el proceso de transición al socialismo. Y no se diga que estamos postulando el viejo “socialismo de Estado” que fracasó en Europael siglo pasado, sino comenzar la larga construcción de una nueva economía y una nueva sociedad del buen vivir, a la que podríamos denominar Socialismo Comunitario.
A propósito de inequidades y desigualdades. Constituye una llamada de atención un informe de un organismo internacional sobre desigualdades en América Latina. Reseña dicho informe que en Bolivia, aunque ha disminuido la pobreza extrema, no se ha mejorado en este último período el Coeficiente de Gini[14], que para Bolivia está por los 0.60 puntos, el más alto de América Latina, región tradicionalmente desigual en la que Uruguay con 0.45 puntos es el país con más bajo coeficiente de desigualdad[15].
Para un socialista consecuente no puede menos que incomodar que, a pesar de los grandes logros en materia de inclusión social, reforma estatal, democratización de los poderes públicos, control estatal de los sectores estratégicos de la economía, distribución de bonos y varias otras cosas más, no estemos todavía modificando la situación de desigualdad y pobreza estructural en la sociedad boliviana. Si esto no cambia, a la larga, las reformas políticas, institucionales y estatales de carácter superestructural podrían terminar revirtiéndose.
Medidas de aplicación inmediata
Lo hasta aquí escrito no significa que el MAS–IPSP y el gobierno debn ingresar en una especie de receso para repensarse a sí mismos. Eso sería un gran error. El gobierno debe retomar la iniciativa política y para ello se propone: 1) movilizar una parte de las Reservas Internacionales Netas en un Plan Nacional de Generación de Empleo Productivo y apoyo al sector Social-Comunitario de la Economía, 2) definir mediante ley un modelo de gestión de las empresas del Estado que evite que éstas sean administradas en forma empírica, ineficiente o corrupta, pero también otorgando niveles de control social ciudadano, o de cogestión obrera cuando corresponda, 3) relanzar el Plan Nacional de Vivienda Popular, cuyo actual formato no ha funcionado, 4) reformar el sistema de pensiones, garantizando el ahorro laboral de los bolivianos y reponiendo el aporte empresarial, 5) continuar con las reformas nacionalizadoras del sector minero, que todavía sigue mayoritariamente bajo control de las empresas transnacionales, 6) reformar con una nueva “Ley de Bancos y Entidades Financieras” y bajo un enfoque de financiamiento al nuevo modelo, el sistema financiero y bancarioque hoy reporta ganancias extraordinarias, 7) implementar una nueva reforma democráticacomo es el control social y 8) implementar planes urgentes contra los graves efectos del denominado “cambio climático”, con énfasis en la preservación de recursos hídricos.
[1] Curiosamente, aún siendo el dirigente más influyente en el movimiento campesino y líder por bastantes años de la Coordinadora de las Federaciones de productores de hoja de coca del Trópico de Cochabamba, Evo Morales nunca llegó a ser Secretario Ejecutivo de la CSUTCB.
[2] El principal dirigente de esta Coordinadora, el fabril Óscar Olivera, se ha convertido con el pasar de los años en uno de los mayores críticosal gobierno de Evo.
[3] Desechamos por inconsistente y tendencioso aquel intento de atribuir a Evo la condición de mestizo por su apellido de origen hispano. Cualquiera que haya leído la bibliografía básica sobre la historia de imposiciones coloniales de apellidos de los patrones a las comunidades indígenas sometidas dentro de las denominadas “encomiendas” en la Colonia y luego “haciendas” en la República, sabe que tal planteamiento carece de seriedad.
[4] En Sudamérica un factor que impulsó la consolidación de liderazgos plebeyos fue el triunfo electoral de un dirigente obrero metalúrgico, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, el 27 de octubre de 2002. En su discurso de posesión Lula pronunció las siguientes palabras: “Yo, que tantas veces fui acusado de no tener un título universitario, consigo mi primer diploma, el título de presidente de la República de mi país”.
[5] Originalmente, el Movimiento al Socialismo – Unzaguista (MAS – U) fue una fracción dirigida por David Añez Pedraza, que en 1987 dividió por la izquierda a la vieja Falange Socialista Boliviana (FSB), partido político nacionalista y fascista fundado el año 1937 y cuyos colores eran precisamente blanco, negro y azul que hoy usa el MAS. El año 1998 David Añez cedió la sigla política al Instrumento Político dirigido por Evo Morales, que inmediatamente lo inscribió en la Corte Nacional Electoral como “Movimiento al Socialismo”, quitándole la “U”.
[6] La distinción entre “partido político” e “instrumento político” no es detalle menor; por el contrario, tiene una profunda connotación para el proceso boliviano, donde hay hipótesis que sugieren que la actual forma política del MAS-IPSP, debería evolucionar conforme se profundicen los cambios, hacia la forma-partido. Al respecto se puede mencionar lo ocurrido en otros procesos revolucionarios latinoamericanos, como el de Cuba donde la inicial forma política del “Movimiento 26 de julio” se transformó luego en la forma-partido, con el surgimiento del “Partido Comunista de Cuba”; o el de Venezuela, donde el “Movimiento por la Quinta República”, que organizó Hugo Chávez, evolucionó al cabo de unos años a otra forma-partido: el “Partido Socialista Unificado de Venezuela”.
[7] La conformación de la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), a fines del año 2006, es la continuidad, bajo nuevas circunstancias políticas, de aquellas primeras experiencias.
[8] Especialmente después de la expulsión de Evo Morales del Parlamento en enero de 2002, se fueron sumando al proyecto político importantes referentes de la izquierda socialista como Antonio Peredo Leigue, Edgar Ramírez, Álvaro García Linera, José Pimentel, Manuel Morales Dávila y Jerjes Justiniano.
[9] La nueva Constitución Política del Estado fue aprobada por voto popular en Referéndum del 25 de enero de 2009 y promulgada por el presidente Evo Morales en un multitudinario acto en la ciudad de El Alto el 7 de febrero de 2009.
[10] Una importante cantidad de dirigentes del instrumento político y de los movimientos sociales denominan a esto “rearme programático”, en el sencillo y directo lenguaje popular.
[11] “El Vivir Bien, como principio y sentido de las políticas públicas y fundamento para la construcción del Modelo de Estado y del Modelo Económico, está inspirado en el ideal indígena de una relación armoniosa entre los seres vivos que garantice la nutrición en el sentido de goce de los productos de la cosecha, asegurando, a su vez, la diversidad, la vida y la igualdad en la redistribución. El ideal de convivencia está puesto en la solidaridad y mancomunidad entre hombre y mujeres y de ellos con la naturaleza. El disfrute y el goce colectivos son la realización misma del bienestar. Ahora bien, el Vivir Bien convertido en principio de carácter y dimensión estatal, tal y como señala la CPE, es un articulador para la toma de decisiones de manera que fungirá como soporte para la planificación, para el seguimiento y evaluación de los impactos de la gestión pública”. Extracto del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2010-2015. (Documento de trabajo del Ministerio de Planificación del Desarrollo, año 2010).
[12] Ese año, el Movimiento al Socialismo publicó un panfleto titulado Los Diez Mandamientos del Cambio, era un documento de difusión didáctica del programa y fue masivamente distribuido en la campaña electoral de ese año.
Al interior del Gobierno hay una tendencia conservadora en materia económica, que intenta modificar los paradigmas del nuevo modelode desarrollo social comunitario, resaltando el concepto de “Economía Plural”, propuesto el año 2007 en la Asamblea Constituyente por el empresario y político de derecha Samuel Doria Medina. Este pluralismo económico, no sólo como concepto teórico sino también en su aplicación como política pública, busca anular las aristas anticapitalistas del “vivir bien”. Es una nueva y edulcorada versión del “capitalismo andino” planteado el año 2005 por el Vicepresidente del Estado, Alvaro García Linera.
[13]
[13]
[14] El ideólogo y estadístico italiano Corrado Gini (1884-1965), autor de Las bases científicas del fascismo (1927), desarrolló en 1912 un método para medir la desigualdad de una distribución en su obra Variabilità e mutabilità. En ella introdujo una teoría en la que se asigna el valor de 0 para expresar la igualdad total y el valor de 1 para la máxima desigualdad. El “Coeficiente de Gini” constituye un indicador mucho mejor que el tradicional “ingreso per cápita”. Es utilizado para medir la desigualdad en la distribución individual del ingreso en un país, alejándose de engañosas cifras promedio que en la realidad no existen.
[15] Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), julio de 2010. p. 26.
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