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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

“La COB está más allá del referéndum”




Entrevista a Edgardo Vásquez
Edgardo Vásquez Tapia, periodista, exdirigente de los trabajadores de la prensa, durante 13 años fue parte del comité ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), terminando la era lechinista, y continuando el poslechinismo con Simón Reyes y Víctor López. En el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) fue director de Asuntos Sindicales en el Ministerio de Trabajo, director general de Régimen Interior del Ministerio de Gobierno y viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales. En vísperas del próximo congreso ordinario de la COB, cuya mayor importancia será la renovación de su dirigencia, el antiguo dirigente reflexiona acerca del rol y las perspectivas políticas del ente matriz de los trabajadores, de su relación con el partido de gobierno y su lugar en el actual proceso de cambio, como llama el oficialismo.
¿Cómo son los nuevos dirigentes de la COB con relación a los antiguos?
A partir de 2003 surgió una nueva generación de dirigentes que se caracterizaba por ser jóvenes que no tenían experiencia ni la formación político-ideológica de los partidos, porque los partidos políticos habían desaparecido con el Decreto 21060.
Se habían debilitado mucho, digamos.
Los partidos y los sindicatos habían desaparecido, como el caso de Siglo XX, que tenía alrededor de 1.000, 1.500 trabajadores, quedó con 20 o 25, terminando con unos 10 serenos que no podían hacer ni siquiera un sindicato; a ese extremo llegó el sindicalismo minero. Igual, en las fábricas.
¿Estos jóvenes dirigentes de la COB de dónde se estarían nutriendo; del MAS, de algún otro movimiento?
Lamentablemente, no hubo una influencia político-partidaria que haya conformado una brigada, como las que había antes: la brigada sindical del Partido Comunista, la del Partido Comunista Marxista Leninista, la del MIR, o hasta la célula sindical del MNR; en esta época, que yo conozca, no existe una brigada sindical del MAS, como partido al interior del comité ejecutivo de la Central Obrera Boliviana; lo que existe son dirigentes plenamente identificados con el proceso y con el presidente Evo Morales.
La COB, por lo menos su dirigencia, se ha sumado al Gobierno. Para muchos, esto es haber roto la tradicional ‘independencia política’ de la organización obrera.
No, lo que pasa es que hay una mala lectura. La independencia sindical se traduce en la concepción de que partidariamente la COB no puede ser filial de una organización política. En el 52, el MNR tenía casi el 80% de los dirigentes (de la COB), militantes del MNR; mientras que ahora no hay uno solo que se haya declarado militante del MAS; que algunos estén identificados con el proceso es otra cosa; la cosa es ser militante. Simón Reyes, por ejemplo, era militante declarado del Partido Comunista, abiertamente; Lechín, primero del MNR y luego del PRIN; era una militancia declarada y aceptada públicamente; lo que no ocurre con la actual generación. Yo no he escuchado ni visto que ningún dirigente de la COB se haya declarado masista. Otra cosa es en las filas campesinas e indígenas, ahí sí hay una militancia abierta y definida por el MAS.
Pero ahora la COB es parte del Gobierno.
No diría que es parte del Gobierno; es una COB que ha hecho un acuerdo; por resolución de congreso ha aceptado participar y apoyar el proceso de cambio. Fue en el 52 cuando realmente se fue parte del gobierno, el conocido ‘co-gobierno’. Hoy solo hay un acuerdo, que no es lo mismo que hacer un co-gobierno, cuando se tiene mayor responsabilidad y mayor implicación en la gestión de gobierno. Cuando el MNR, el primer ministro de Trabajo fue Germán Butrón, ejecutivo de la Confederación de Fabriles; el secretario general de la Federación minera, Mario Torres, era ministro de Minas; el secretario de Asuntos Campesinos de la COB, Ñuflo Chávez Ortiz, era ministro de Asuntos Campesinos; el vicepresidente de la República era Juan Lechín, del MNR, siendo ejecutivo de la Federación de Mineros y de la Central Obrera Boliviana.
Los famosos ‘ministros obreros’...
Lo que no ocurre ahora. No hay ningún dirigente en ejercicio de la COB ni de la Federación que sea parte del Ejecutivo, como ministro o viceministro; lo que hay es un apoyo, un apoyo ‘militante y decidido’, que es como ha sacado una resolución el ampliado de la COB en Santa Cruz.  
El Presidente está convencido de que con el MAS se ha acabado con la tesis de la independencia sindical que los cocaleros hubieran roto esto y que por eso formaron su propio instrumento político.
Claro, pero eso se ha dado fundamentalmente en la organización de los cocaleros, que son los que han organizado el instrumento político del MAS, lo que no ha ocurrido con los dirigentes y trabajadores de la COB.
En la COB había la tesis, aprobada en congreso, de formar el ‘Partido de los Trabajadores’, el PT boliviano; casi como respuesta a la crítica del presidente Morales; ¿por qué no prosperó?
Es un problema casi de principio, vamos a decir, de todo organismo sindical. Cuando uno entra a un centro de trabajo, entran moros y cristianos, blancos, rojos, cristianos, ateos, musulmanes; esta composición heterogénea de un grupo de trabajadores no impide que se organice un sindicato; el sindicato defiende los intereses de todos. ¿Qué los une? Sus problemas y demandas. Universalmente, hay dos tendencias sindicales, el sindicalismo revolucionario y el amarillo; el amarillo solo pide que los trabajadores deben dedicarse a pedir la mejora de sus condiciones de vida, el aumento de sueldos; el sindicalismo revolucionario, en cambio, va más allá de las demandas del trabajador y del sector, hasta llegar a las demandas nacionales y lograr, si es posible, la tesis del V Congreso de la COB (1970), la socialista, que dice que se debe llegar al poder para darle solución definitiva a todos los problemas de los trabajadores y del país.
Pero eso no hace partido, propiamente.
No, porque esta condición heterogénea de la participación de los trabajadores impide que haya un partido.
O sea, aquello del Partido de los Trabajadores de la COB era un proyecto sin futuro…
Sí, es una demanda que se la planteó ya en el octavo, noveno congreso de la COB; la necesidad de construir un instrumento de los trabajadores, pero la práctica ha demostrado que no es posible; en la práctica encuentra grandes obstáculos en la definición de sus métodos de lucha.
El Presidente también alude muchas veces a que los cocaleros no peleaban solo por la coca, sino por la dignidad, la soberanía, como que abrieron su visión a lo nacional, superando lo sectorial.
Eso fue consecuencia de la tremenda influencia de la gente minera, fabril, que se ha desplazado hacia los centros de producción cocalera, porque no tenían otra opción. Esta influencia de mineros, que tenían un grado de experiencia, ha pesado demasiado en el pensamiento político de los cocaleros, como en la propia organización. Lo mismo ocurrió en 2003: el grado de organización y de lucha del pueblo alteño ha tenido mucha influencia de los mineros que vivían en El Alto.
Una influencia obrera no siempre reconocida.
El movimiento obrero se ha extendido, desparramado. Hay un dicho, ‘no hay mal que por bien no venga’. El 21060, al liquidar a los sindicatos mineros y fabriles, ha desplazado a toda esa gente, que tenía formación, y ha permitido que vaya a otros lugares y distritos a transmitir sus experiencias y sus luchas, lo que ha servido para organizar al pueblo boliviano.
¿La COB no debiera reclamar más presencia en el Gobierno?
La participación está en función del peso y la fuerza. En este momento hay una recuperación, la COB cada vez tiene más peso; ya no es la organización anónima de hace 10 años.
¿La COB se juega algo en el referéndum de febrero?
La COB como COB está más allá de este momento, más allá del referéndum, de las elecciones presidenciales, porque tiene definido su camino, la tesis del V Congreso (socialista); los dirigentes que vengan tienen que llevar adelante esa tesis, que no ha sido modificada.
Entrevista publicada en el periódico La Razón

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